jueves, 8 de agosto de 2013

¿CÓMO SE EXPLICA?

Gabriela Michetti, Sergio Bergman –del PRO- Elisa Carrió,Unen, son los candidatos que muestran mayores intenciones de votos en la Capital Federal, según las encuestas.
Es curioso, porque esos candidatos son quienes más ausencias registran en las sesiones de la Cámara de Diputados. En promedio han faltado a 60% de las deliberaciones, parte de las cuales se trataron proyectos de leyes importantes.
Según estadísticas, la Capital Federal contiene el mayor nivel educativo de la Argentina, de lo cual puede inferirse que existe elevada conciencia cívica, relacionando a ésta con aquél.
Educación y conciencia cívica serían los insumos necesarios para formar el pensamiento político, siguiendo esa línea enciclopedista. En este punto se genera una ruptura, porque el pensamiento político no es igual y por lo tanto se pluraliza en pensamientos políticos. Es lo bueno porque la democracia se evidencia en la diversidad, a partir de sí misma.
Y la diversidad es competencia. En ésta ingresa lo racional de la elección. Pero también surge la contradicción respecto de los nombrados: las encuestas los muestran como los preelegidos que la ciudadanía prefiere cuando evidencian ser los menos cumplidores en sus obligaciones de tratar leyes en el Congreso Nacional. Es obvio el contrasentido de la sociedad si así se manifestara. Por antecedentes, induce pensar los sentidos de sus elecciones en el pasado.
Se plantea la duda sobre la racionalidad de los electores y su falta de información elemental respecto de lo que decidirá con su voto. Este es el tema central para quien redacta.
Sin embargo otro factor, de mayor raigambre, cuenta en las elecciones: los orígenes de clase social. Es un condicionante esencial que, en general, opera tradicionalmente por decantación social. Ese factor impulsa, por ejemplo, a votar por Michetti al margen de su capacidad. La clase social determina la elección. Se han dado excepciones, pero han sido comportamientos aislados y en circunstancias originales, fuera del contexto histórico. La clase obrera argentina votó en 1946 a Juan Perón, por lo realizado en la Secretaría de Trabajo, no obstante que por su jerarquía militar se ubicaba en la clase media. A esa decisión se la denomina bonapartismo porque incorporó al movimiento a la clase media baja –la pequeña burguesía- y a empresarios en esta calificación que fueron ascendiendo de rango social al evolucionar económicamente. El policlasismo peronista es su condición histórica, con base en la clase obrera.
En general, la sociedad suele desentenderse de lo que votó, máxime si los resultados no la conforman. Pero no hace autocrítica. O sus expectativas resultaron superiores a la gestión que aguardaba. También en esto implica ausencia de conciencia e información necesaria antes de emitir su voto.
Se sabe que la señora Michetti aparece en los medios en etapas preelectorales, como la actual. No ha presentado ningún proyecto en la Cámara, pero se habilita para emitir consejos sobre gobernabilidad y pide el voto ciudadano, como si fuera un caramelo. Tiene la singularidad de usar
un tono culto en sus expresiones, que impresionan bien sin análisis. Pero quizá por su ansiedad y repentinismos no pasaría un examen elemental de gramática: usa los adjetivos antes que los sustantivos, repite las frases, siendo posible que no es consciente de su bajo rango conceptual aunque intenta impresionar como si fueran singularidades. ¿Hay que votarla? ¿O botarla? Para ella la suerte está echada: tiene los votos de la clase alta y un sector importante de la media.
Carrió es racional y efectista, dispuesta a compartir sus votos con el proclamado socialista, Pino Solanas, que se cobija en los votos del centro derecha para acercarse a la banca de senador desde donde proclamar su particular adhesión a la revolución social. Hasta ahora, el cineasta no configura ningún peligro para el orden burgués, menos en la comandita con Carrió. La legisladora denuncista es otra habitual ausente de su banca, cuya presencia pública, sin embargo, es cubierta por los medios opositores al gobierno en uno de los cuales ha sido convertida en una virtual columnista. Se apoltrona en otro sillón: en vez de la Cámara seleccionó A Dos Voces del Grupo Clarín.
El rabino Bergman aparece como el gran ingenuo respecto a las damas: usa correctamente los silogismos, mezcla el tono de oración con máximas obvias de la política, aconsejando que debemos ser buenos y camina hacia la cámara filmadora para enfatizar sus mensajes y mostrar cercanía. Él cree estar en el púlpito y que la religión, respetable sentimiento personal, contiene a la política. La política le está subordinada a la creencia en su concepción de ésta. ¿Pero a cuál creencia? ¿A la católica? ¿A la judía? Se infiere a ésta por su condición de rabino. Puede entenderse que Bergman unirá, sin embargo, a las creencias en sus postulaciones políticas, tanto por vivir en un Estado católico y en un país mayoritariamente católico.
La historia muestra que la calificación de Judío Errante es el símbolo del pueblo de Israel, condenado a errar hasta la vuelta del Redentor. No dejó descansar ante su puerta a Jesús cuando se arrastraba con la cruz al hombro. La Biblia relata que Jesús le dijo: “Tú andarás errante hasta el día en que yo vuelva al mundo”. Católicos y hebreos estuvieron separados en siglos. Y guerrearon. Sus líderes comenzaron a reconciliarse en años pasados, pero las religiones con sus creencias permanecen.
Aquella cruz y el patíbulo que mantuvo a Jesucristo tuvieron significación política, en tanto éste proclamó la libertad de los pueblos en su corta expedición en tierras de Palestina ejecutado en Jerusalén, en tiempo del emperador Tiberio César cuando Jesús había cumplido 33 años. Los hebreos no lucharon contra la tiranía de los romanos como lo hicieron los pocos seguidores de Jesús, generándose las distinciones que atraviesan más de 25 siglos.
Es factible que al rabino no le cueste conciliar políticas sin mezclar las creencias, aunque el interrogante es si esas políticas enfrentaran intereses vivos en la base de la sociedad, como asalariados y capitalistas. ¿En cuál clase se ubicará Bergman? Si la base de su elección es el PRO, su partido, entonces la definición está dada a priori.
Agosto 2013-
Canono Elorza.

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